sábado, marzo 25, 2006

ignorando que te ignoran

hay veces, que ignoras que te ignoran, o más bien quieres ignorarlo, como si tu mirada se velase por una densa cortina de humo que hace ahogar tus sentimientos, como la nieve que dias atras lo cubria todo, se cubren las heridas y se hiela la sangre que brotaba, pero al instante con el primer rayo de sol con algo de fuerza que aparece vuelven a reabrirse y la sangre (la pena) fluye a borbotones por mucho que uno desee cauterizar la herida con mercrominas y sentimientos, sin darse cuenta que solo el tiempo restañara esa herida.