domingo, octubre 29, 2006

Lo prometido es deuda

En el León de Oro, tres videos para que oigais lo que se tocó y se oyó en este precioso bar de madrid
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espero que os guste

sábado, octubre 21, 2006

Quiero ser Tunero

Si amigos hoy quiero ser tunero
reirme de tios como yo, el gaitero
gastarme en el coche el dinero
musica a tope, emulando a un trueno

olor a gasolina y tapiceria de cuero
vestirme de bacala o pijo rapero
solo pensar en unas llantas de acero
creyendome gallo siendo polluelo

y las chicas solo sean un agujero
echar polvos sin decirlas te quiero
sentirme sobre lo malo y bueno
presumir de buga siempre que puedo

creyendome que la vida es solo juego
solo acelerando sin pensar en freno
quien me hagan daño, darle p´al pelo
ya no ser el sensiblón de gaitero

domingo, octubre 08, 2006

El leon de oro


Serían las siete y algo de la tarde, tres tipos esperaban en la puerta del museo del prado, era la hora.
Los tres eran muy diferentes, pero tenian algo en común, portaban maletines de los que usan los músicos.
Tras esperar un rato, con miradas nerviosas a ambos lados, uno de ellos que parecía más en su ambiente, miró nervioso el telefono movil, tras hacer unas llamadas los tres intercambiaron unas pocas palabras y se pusieron en marcha.
El del telefono apenas miraba el entorno, iva relajado pero se dirigía a un lugar concreto.
Los otros dos ivamos como aturdidos por la gran ciudad, por la gente, por los coches... a cada momento girandonos para no perdernos del rumbo fijado por nuestro anfitrión.
Entramos en un bar, uno de tantos aparentemente, bajamos las escaleras y en el sotano, tras pedir dos pintas y un refresco( que yo no bebo)
Al momento habia otras siete personas alrrededor de la mesa, todos con los maletines.
Poco a poco fueron apareciendo flautas, Tin y low whistles, Uilleann pipes, bouzokis, violas, violines...
Se comenzaron a desgranar temas y más temas de trepidante rimo, tan trepidante que cuando todo acabo habian pasado casi 5 horas.
Tal vez no fuesemos los chieftains, pero casi nos lo creimos.
En la cama esa noche continué oyendo los trepidantes temas, recordando las caras de gente desconocida que ya son colegas a muerte, el broche de la noche fue del mismo metal que el que aparece enl nombre del bar EL LEON DE ORO.
Y en esa noche madrileña, exiliados del exilio diario, conseguimos creernos en algun garito con encanto de Dublin, esos instantes hacen que valga la pena toda una vida