Cuando me deperte, resbalaban las gotas sobre el cristal, como lagrimas atmosfericas.
no lo vi, pero lo imagine, adivine desde la cama la calle mojada, las tejas rezumando agua, por el continuo goteo del canalón roto justo sobre mi ventana.
Hacía frío, y no había ningun motivo que me apremiase a moverme del vientre de una cama arrugada, por lo que permanecí arropado escuchando el rítmico sonido del agua al percutir sobre el tejado.
Cuando volvía a caer en manos de morfeo, algo quebro la inquietud de la escena.
Era mi telefono, una llamada perdida, un numero, un nombre, eras tu, y pese al mal día me levante con la luz que irradia esa sonrisa que siempre tienes preparada para reglarme.
Asi desde hace ya un año...
y que sean muchos más.
Gracias por aguantarme tanto y dejarme disfrutar con tu presencia.