La piedra, el musgo
Hace muchos años, en un tiempo olvidado por los libros, vivieron dos amantes.
Dos jóvenes que pese a todo, mantenían fuerte su lazo de amor, sin importarles habladurías, mofas, envidias...
Un día, ella le esperaba, sentada junto a un arroyo charlatan.
No escucho llegar a un duendecillo que quedo enamorado de la belleza y juventud de la chica. Sin dudarlo aquel estraño ser, saco una pócima del zurrón y por la espalda roció a la joven.
La chica, dominada por el hechizo, siguió al duende a su guarida, donde quería confinarla para poder disfrutar en exclusiva de su belleza.
Su amado, vio la escena desde lo lejos mientras se dirigia a su encuentro., intento rescatarla.
Si bien fue en vano, pues al abalanzarse por el duende, este lo convirtió en piedra.
Ella privada de libertad y de su amor, no tardo en morir.
El muchacho transmutado en petreo ser inerte, adoptó la forma de un corazón. Un corazón imperecedero, resistente a las inclemencias del entorno.
El musgo poco a poco cubrío esta piedra para evitar que nadie pueda encontrarla.
Si bien unos pocos afortunados, ciertas noches de luna llena, descubren de musgo y maleza esta roca de lo imperecedero, eso si solo en compañía de su amor verdadero.
