domingo, abril 23, 2006

De vuelta a la Tierrina

Eran las once menos cinco de un viernes lluvioso, el gaitero se monto en el coche 7 asiento 65d que daba a la ventanilla.
Tomó asiento y se dedicó a mirar sin interes las idas y venidas de las gentes en la vieja estación de provincias.
Este viernes lluvioso el gaitero dejaba el exilio para volver a la tierra que anhelaba, rompiendo cadenas y estableciendo lazos.
Tres horas de viaje, para recrearse con el paisaje, oir musica y leer un libro, como siempre el cuaderno se quedo en casa, y poco más alla de León subieron las musas y alguna lagrimita al tren.
Llegado a mi destino, sin saber muy bien que me deparaba el día, me esperaba una mujer de mirada despierta color mar, de agradable conversación y dulce voz.
Poco después apareció otro gaitero, el querido gaitero de la mujer de los ojos azules.
Este gaitero que concentra tanto virtuosismo musical como hospitalidad, generosidad en un cuerpecito, junto a su compañera y amiga consiguieron lo que hasta ahora no había logrado persona o cosa alguna.
Lograron que rompiese las cadenas de los malos recuerdos por unas horas, atenunadolos y estableciendo lazos de amistad mas fuertes aún a los existentes previamente.
Regresaba yo de madrugada, pensando en esto, pensando que ahora en mi exilio castellano parece que no estoy tan solo y el sol asoma timidamente entre los nubarrones.
Muchas gracias a vosotros dos parejita, que sigais asi de enamorados por siempre.
(muchas gracias también a todas esas personas con las que pense que no contaba y me han demostrado quienes son mis amigos, que no os merezco, un abrazo para todos)